
En Latinoamérica la frontera del empleo –hasta
dónde la tasa de ocupación puede ascender- está muy relacionada con la
educación y la capacitación. Las franjas más vulnerables en esta área -jóvenes
y mayores de 50- requieren de una atención especial del Estado con planes que
los ayuden a reinsertarse en el mundo laboral. En ese sentido, Gutiérrez Conte asegura que, desde su
creación, el Sector Privado para las Américas, se ocupa del tema.
Afirma que hace años vienen impulsando
“legislaciones eficientes que hagan más atractivo el ingreso al sector formal
de la economía, políticas públicas que incentiven la competencia y la
inversión, un orden jurídico que establezca reglas claras y transparentes y
fundamentalmente un buen sistema educativo que mejore la calidad de los
trabajadores”.
Dice que tanto él, como sus colegas de la región,
están convencidos de que esos son los instrumentos que abrirán las puertas a
una mayor inclusión de la población. Y se detiene especialmente en lo que hace
a la educación. Subraya que es una inversión que no sólo le compete al sector
públicos, sino que los privados son co- responsables: “La riqueza de las
naciones hoy mas que nunca, pasan por su capital humano, es decir, por la
formación de sus habitantes”.
La OIT viene impulsando la filosofía del
“trabajo decente”, un concepto que incluye universalidad de los servicios
básicos, derecho a la libertad de sindicalización y a un salario que garantice
la cobertura de la canasta básica, ¿cuál es la opinión de ustedes sobre este
concepto?
Ernesto
Gutiérrez Conte: Sin duda, el trabajo es una fuente de dignidad para las
personas. En ese marco, que haya más empleos y con mejores condiciones
significa estabilidad, crecimiento económico y desarrollo.
La OIT trabaja con algunos lineamientos que se
sintetizan en: crear puestos de trabajo, garantizar los derechos de los trabajadores,
extender la protección social y promover el dialogo social. Son puntos en los
que coincidimos totalmente.
Desde nuestro primer encuentro, que llevamos a
cabo en Buenos Aires en el 2005, venimos tratando el tema y hay puntos en los
que debemos seguir trabajando para continuar mejorando las condiciones
laborales. Estos son, básicamente, legislaciones eficientes que hagan más
atractivo el ingreso al sector formal de la economía, políticas públicas que
incentiven la competencia y la inversión, un orden jurídico que establezca
reglas claras y transparentes y fundamentalmente un buen sistema educativo que
mejore la calidad de los trabajadores. Sin dudas estas herramientas permitirán
una mayor inclusión.
La educación sigue siendo una deuda
pendiente en la mayor parte de la región. El último libro de Andrés
Oppenheimer, “Basta de cuentos chinos”, dice que en Latinoamérica estamos
enamorados del pasado, mientras los países asiáticos ya viven el futuro en
materia educativa, ¿qué análisis hacen ustedes sobre este aspecto?
Ernesto
Gutiérrez Conte: La educación es fundamental para el crecimiento de los
países y la creación de puestos de trabajo. Estamos absolutamente convencidos
que la inversión en educación pasa a ser clave para el futuro de las naciones,
inversión que no necesariamente tiene que ser llevada a cabo únicamente por el
Estado.
El sector privado tiene mucho que hacer en este
campo, porque de la calidad de la mano de obra que se tenga dependerá la
competitividad y la rentabilidad de las empresas. Entonces, uno de los
grandes desafíos para el crecimiento de los países son los sistemas
educativos eficientes.
En síntesis, la riqueza de las naciones hoy más
que nunca, pasa por su capital humano, es decir, por la formación de sus
habitantes. En este sentido veo que la región pudo comprender la importancia de
acortar la brecha digital e incorporar las nuevas tecnologías a sus programas
educativos.
Hay varios países que están haciendo un gran
esfuerzo, Uruguay con el programa el Ceibal y el proyecto “Una computadora por
chico” presentado por Argentina son dos buenos ejemplos.