Fortuna: La gente lo identifica con el negocio de
los aeropuertos. Sin embargo, usted está en varios rubros a la vez, entre ellos
industria y servicios. ¿Qué es lo que más lo apasiona?
Ernesto Gutiérrez Conte: Me gustan los negocios en general. Me
apasiona el último que estoy haciendo, no porque sea el último, sino porque es
al que más esfuerzo le pongo, independientemente del rubro que sea. A veces, la
adrenalina de generar un nuevo negocio es lo que más gusto me da por ese
negocio. Todos los negocios tienen esa particularidad, que un día lo pensaste,
viste con qué elementos podías desarrollarlos y generaste una estrategia. A
partir de ahí, la empezás a ejecutar, y ves que la cosa sale. El día en que el
plan se concreta sentís la misma satisfacción que un pintor o un escultor
siente al finalizar su obra. Lo que tienen los negocios es que después hay que
empezar a administrarlos y eso depende, ya no de uno, sino de los equipos de
gente, del managment. Hay que ir sabiendo conseguir a las personas que a uno lo
pueden acompañar.
Fortuna: ¿Le es fácil delegar?
Ernesto Gutiérrez Conte: Sí, en general soy de delegar. Trato
de que cada una de las personas que trabaja conmigo pueda exponer su máximo potencial
partiendo de una premisa básica: me pongo de acuerdo en lo que se refiere a de
qué va a trabajar. A partir de ahí, cada uno hace lo suyo, y yo, en definitiva
siempre digo que trabajo para ellos, porque cuando se les complica la gestión,
vienen a verme para ver qué pueden hacer. Y es ahí, donde su marco de acción
está excedido, donde entra mi propio marco de acción. Esta es una buena
simbiosis para la ejecución de proyectos.
Fortuna: Más allá de la coyuntura, ¿cómo ve al
país?
Ernesto Gutiérrez Conte: Creo que la Argentina siempre fue una
gran oportunidad para desarrollar, para ponerla en funcionamiento, para darle
plenitud al máximo de sus capacidades. Es un país que, como muchos países del
mundo, tiene sus idas y vueltas, y a veces algunos desencuentros. Y ser
argentino es ser consecuente con lo que uno siente por el país, cómo lo ve y la
posibilidad de trasmitirlo de esa manera a las personas que están alrededor de
uno. Es tratar de ser uno más de los que están empujando un carro para un mismo
lado. Muchas veces me han tildado de oficialista, de Duhaldista, Menemista,
Kirchnerista o Delaruista. Tengo todos los recortes de los diarios. En
realidad, ponerse del lado del que está manejando el país es la manera de ser
argentino. El argentino tiene el derecho, cada cuatro años, de decidir lo que
va a suceder durante los cuatro años siguientes. Pero en esos cuatro años, nos
guste o no nos guste, hay que apoyar al que le tocó gobernar.
Fortuna: ¿Cómo se imagina de aquí a los próximos
10 años?
Ernesto Gutiérrez Conte: Me imagino más o menos en lo que
estoy haciendo ahora. Me he puesto en un programa de vida que tiene que ver con
la interrelación entre el trabajo, la vida personal y mi familia en un
equilibrio en el cual los tres factores se comportan casi al unísono.
Polo, real
estate e indumentaria.
Ernesto Gutiérrez Conte es un
amante del polo. De hecho, el presidente de Aeropuertos Argentina 2000 no sólo disfruta jugando sino que
también ha hecho un negocio de su pasión. Entre los emprendimientos que realiza
fuera de la órbita de la Corporación América, el empresario pone mucho foco en
los caballos. Su amistad con Adolfo
Cambiaso lo llevó a invertir en la marca de indumentaria La Dolfina y en un proyecto de real
estate. Pero su verdadero hobby está hoy abocado en la iniciativa de la
clonación equina.